Cuando vengo del trabajo en el videoclub, suelo ir a pasear a mi perra, ultimamente desde hace unas semanas, he encontrado un nuevo aliciente, coincido con un vecino del barrio que me gusta fisicamente. El se llama Pablo y también tiene un perro (no de la misma raza), poco a poco hemos adaptado los circuitos y paseamos por los mismos sitios, un día nuestros perros se encariñaron y empezaron a lamerse las partes ..... le hice un guiño a Pablo cargado de intenciones. Esto me dió pié a hablar con él. Hace unos días él POR FIN, entendió todos mis mensajitos subliminales, se lanzó y me invitó a tomar un café en su casa, a lo cual la como podeís imaginar no me costó nada acceder, jejejeje, ya sabeís que soy bastante zorrita en este aspecto. El caso es que en esta ocasión, sólo nos besamos y manoseamos un poko (no por falta de ganas de seguir, por mi parte), pero tampoco se trataba de que pareciera una salida. Pero en las tardes oscuras siguientes, me obsesioné con el temilla y estaba